abril 16, 2016

Lo que no es Amor...

Mucho se habla sobre el amor, amistad y pasiones. Es bueno meditar también en lo que NO ES AMOR: 

Si necesitas alguien para ser feliz, eso no es amor. Es carencia.
 

Si tienes celos, inseguridad y haces cualquier cosa para mantener a alguien a tu lado, aún sabiendo que no eres amado, y dices que crees en esa persona, pero no en los otros, que te p
arecen rivales, eso no es amor. Es falta de amor propio. 

Si crees que tu vida queda vacía sin esa persona; no consigues imaginarte solo y mantienes una relación que se acabó sólo porque no tienes vida propia, eso no es amor. Es dependencia. 

Si piensas que el ser amado te pertenece; te sientes dueño y señor de su vida y de su cuerpo; no le das la oportunidad de expresarse, de decidirse, sólo para afirmar tu dominio, eso no es amor. Es egoísmo. 

Si no lo deseas; no te realizas como hombre o mujer con esta persona; prefieres no tener relaciones íntimas con esa persona, sin embargo sientes algún placer en estar a su lado, eso no es amor. Es Amistad. 

Si discuten por cualquier motivo; se mueren de celos uno del otro; ni siempre hacen los mismos planes; les falta acuerdo en diversas situaciones; no les gusta hacer las mismas cosas o ir a los mismos lugares, pero hay un deseo de estar íntimamente juntos, eso no es amor. Es Deseo. 

Si tu corazón late más fuerte; el sudor se pone intenso, tu temperatura sube y baja vertiginosamente, sólo en pensar en la otra persona, eso sudor se pone intenso, tu temperatura sube y baja vertiginosamente, sólo en pensar en la otra persona, eso no es amor. Es Pasión. 

Ahora, que ya sabes lo que no es amor, es más fácil analizar, lo que pasa contigo y procurar resolver la situación o programarse para atraer a alguien por quien sientas afecto y deseo; y que este alguien también sienta lo mismo por ti, para que puedan construir una relación equilibrada, en donde haya el verdadero y eterno AMOR. 




© Yngrid
Caracas, Abril 16 de 2016



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abril 09, 2016

La vida es un duro equilibrio entre mantener y dejar ir...

Ganar, perder, reír, llorar, abrazar con emoción, cerrar los ojos en soledad... 
La vida es un ciclo que no tiene fin, que fluye, corre y que se nos escapa de las manos por mucho que nos esforcemos en retenerla.

La vida es un duro equilibrio entre mantener y dejar ir, una ley que nadie nos enseñó y para la que no nos han preparado, y que sin embargo, vamos aprendiendo con el tiempo calladamente.

Recordaremos sin duda a aquellos amigos que se fueron a vivir a otras ciudades y que nunca volvimos a ver, y también, que la muerte de algunos familiares o incluso nuestras mascotas, estableció una dolorosa separación que nunca pudimos entender...




El dolor de la pérdida es en realidad, el valor y todo el amor actual que dirigimos a aquello que nos envuelve.
Nadie llora por ejemplo, por algo que no ama, nadie siente el vacío de algo que antes no ha tenido en su interior. Así pues, en este equilibrio vital que establece la vida, es necesario que sepamos reconocer  primero todo aquello que es valioso para nosotros.

Ninguno de nosotros sabemos lo extensa o fugaz que es nuestra vida, o incluso la de los demás. 
Así que, si aprendemos a disfrutar más del presente y del aquí y ahora?
En ocasiones cuesta, hay veces que nos vemos nublados por las preocupaciones, por las obligaciones, fijamos nuestra vista en el pasado y nuestras expectativas en el futuro, desplazando el presente como si no existiera. Como si no te estuviese abrazando en este mismo instante.

Las personas en ocasiones somos criaturas enfermas de nostalgia, es más, según nos dicen numerosos psiquiatras, el cerebro humano pasa gran parte de su tiempo evocando recuerdos, y lo que es peor, hay quien cae en esos pensamientos obsesivos que nos anclan ciegamente en ese fracaso del ayer, en ese error del pasado.

En ocasiones asociamos la idea de dejar ir a tener que aceptar un fracaso emocional o una pérdida personal, cuando en realidad, las personas practicamos este concepto a lo largo de toda nuestra vida. 
El niño que fuimos tuvo que desafiar al adolescente que pedía más derechos, más libertades. El adulto, entendió después que no todo son libertades, que también existen responsabilidades.


La persona que éramos hace dos años, ya no será seguramente igual a la que hoy ves cada día en el espejo. El aprendizaje vital, emocional y la simple cotidianidad te ha hecho desprenderte de cosas y asumir conceptos nuevos. 
Como ves, todos nosotros dejamos ir pequeñas cosas cada día. No obstante, las más grandes son siempre las más dolorosas. ¿Cómo dejar ir, por ejemplo, de nuestra mente y nuestro corazón a esa persona que antes llenaba todo nuestro universo?  
Hay vacíos que duelen y enferman, huecos en los que nos podemos perder si no somos capaces de desprendernos de eso que causa más dolor que beneficio.

Caracas, Abril 9 de 2016

marzo 26, 2016

Nadie encuentra su camino, sin haberse perdido varias veces

¿Cuántas veces te has perdido a lo largo de tu vida? Todos hemos elegido en alguna ocasión un sendero que nos trajo más sinsabores que placeres, Más errores que sabiduría. Ahora bien ¿es necesario asumir estas experiencias como equívocos, como errores? En lo absoluto. 


No te permitas asumir como equívoco una determinada etapa de tu vida. Toda experiencia es aprendizaje, tus actos no son errores, sino vivencias que debemos asumir para que en el siguiente paso, nuestro, pie, nuestra alma y nuestra esencia vital, nos lleve al sendero más adecuado.
No te permitas ser esclavo de tus fracasos del pasado, nadie encuentra su camino a la primera porque ninguno de nosotros venimos a este mundo con un mapa que nos salve de cada obstáculo… ¿Qué sentido tendría entonces esta vida?
Déjate llevar, fluye, experimenta, permítete equivocarte.


Tu camino es reflejo de tu crecimiento.
Empezaremos sugiriéndote un pequeño ejercicio. Coge una hoja en blanco y traza una linea recta. En el extremo izquierdo sitúa una fecha: enero del 2000. En el final de esta linea, pon la fecha de hoy.
A continuación, con serenidad y calma, visualiza todo ese recorrido.
¿Piensas que ese trascurso de 15 años ha sido realmente una linea recta? Seguramente no.
Ahora, en la parte superior, ve trazando con flechas esos eventos positivos que han sucedido a lo largo de estos años. En la parte inferior, señala ahora esas vivencias no tan amables.
Observa una vez más con calma nuestra linea de la vida, e intenta ser lo más sincero que puedas contigo mismo: De esas vivencias negativas, tristes o frustrantes… ¿qué aprendizajes te han aportado? ¿Alguno de esos hechos negativos te ha ayudado a dar pasos hacia esos aspectos positivos?
Nuestro camino, y esa linea recta que has dibujado con un intervalo de tiempo determinado, es fiel reflejo de nuestro crecimiento interno. Hay muchas cosas que habrán cambiado en ti. Seguramente, algún error cometido te hizo ser ahora más prudente y abrir las puertas más adecuadas de tu vida.
Ten en cuenta que todo fracaso, que toda pérdida o desilusión, lejos de encallarnos en este mar de la vía, debe embestirnos con fuerza hacia nuevos horizontes. No pongas piedras en tu interior, no te hundas ante cada error. Porque no son errores, sino puentes a nuevas oportunidades.
Qué hacer cuando nos sentimos perdidos
Es probable que en este momento de tu vida, te sientas perdido. Son esos instantes en que acaba de romperse, de algún modo, el vínculo que teníamos con el mundo y, en cierto modo, la confianza en nosotros mismos.
¿Qué propicia este tipo de sensaciones? ¿Qué hace que en ocasiones nos sintamos perdidos?
Crisis personales o existenciales. Diferencia entre lo que esperábamos y lo que tenemos frente a nosotros.
Decepción emocional: un fracaso sentimental, vacíos a nivel de familia al vernos apartados o poco valorados, distancia con ciertos amigos…
Problemas laborales, ahí donde nuestros esfuerzos, ideales y preparación personal no nos sirve para poder vivir con dignidad.
Sensación de indefensión personal al dejar que una tristeza inexplicable nos envuelva. Son momentos en que uno no puede explicar muy bien a qué se debe el desánimo.
Si es así como te sientes, o percibes que no sabes qué camino tomar en la actualidad, reflexiona unos instantes para salir de tu laberinto personal:

1- Concibe la situación que vives y sientes como algo temporal. Ningún dolor es eterno ni ninguna infelicidad se estanca de modo indefinido en nuestro corazón. La vida fluye y se mueve cada día, debes permitirte formar parte de ese movimiento. Si te quedas quieto, quedarás encallado y te hundirás. Avanza.

2- Pon límites a los pensamientos negativos, no les permitas alborotar en tu día a día. Prohíbe que en tu mente surja el “no puedo”, “yo no sé, “yo no voy a poder con esto”, “yo nunca voy a volver a…”

3- Movimiento para volver a encontrarnos. En este momento no sabes qué rumbo tomar, y aún más, te sientes presionado, asfixiado. Recuerda ante todo que solo tú eres capitán de tu destino, y tú tienes el timón para orientar el cambio en tu vida. Si te notas perdido, tal vez sea el momento de arriesgarte.

4- No te apegues al sufrimiento, a la pérdida o la desilusión. Asúmelo, acéptalo y  avanza.

Solo tú eres el artífice del camino que cada día construyes. Es un camino lleno de múltiples senderos, unos acertados y otros que es mejor dejar atrás. El recorrido por todos ellos es el que te aportará SABIDURÍA.


Caracas, Marzo 26 de 2016

marzo 21, 2016

El mejor aprendizaje: La propia experiencia

“La experiencia es algo que no consigues hasta justo después de necesitarla”
-Sir Laurence Olivier-


La experiencia propia es el mejor vía para aprender, ya que, de otra forma, no sería nuestro aprendizaje, sino el de las personas que vivieron la experiencia. Solo a través de las vivencias, reconociendo los errores y los fallos, podremos sacar nuestras propias conclusiones para seguir adelante.

Aprender es avanzar y crecer, sin que nada ni nadie nos frene, evitando las dificultades y los obstáculos, reflexionando acerca de los fallos y superándolos. Vivir es experimentar, y  esto forma parte de nuestra esencia humana, y de nuestro instinto.




Nadie nace aprendido
Podríamos decir que la vida es un camino de aprendizaje, y que por tanto, la única manera de superarlo es viviendo. Nunca aprenderemos a través de la experiencia de otros, a pesar de su consejo, su insistencia y su guía educativa.
El ser humano es mamífero que nace más desprovisto de estrategias de autonomía e independencia. Es cierto, que al nacer dependemos de los adultos para sobrevivir, aunque también es cierto que de forma instintiva e impulsiva buscamos tener nuestras propias experiencias para aprender, y por tanto, para crecer.

Aprendizaje significativo y aprendizaje por descubrimiento.
El aprendizaje por descubrimiento es aquel que se desarrolla al descubrir el  mundo por uno mismo y siempre basado en la propia experiencia. 
Por otro lado, el aprendizaje significativo es aquel que se adquiere en base a los conocimientos ya adquiridos, ya que lo nuevo cobra sentido y significado al relacionarse con los conocimientos que ya disponemos.
El ser humano es mamífero que nace más desprovisto de estrategias de autonomía e independencia. Es cierto, que al nacer dependemos de los adultos para sobrevivir, aunque también es cierto que de forma instintiva e impulsiva buscamos tener nuestras propias experiencias para aprender, y por tanto, para crecer.



© Yngrid
Marzo 21 de 2016



marzo 12, 2016

He hecho las paces conmigo...



Por mucho tiempo me sentí infeliz.  Me miraba al espejo y no me gustaba el reflejo que veía, me sentía inconforme, vacía y  enojada por haberme resignado a vivir así. No era un buen tiempo y no sabía cómo salir, no sabía que quería, ni a donde quería ir.

Un día de pronto entendí que nunca podría ser feliz, si seguía aferrándome a la idea de cumplir con las expectativas que otras personas tenían sobre mi, desviviéndome por no ser juzgada, por ser aceptada, por cumplir lo que todos esperaban de mí, incluso cuando esto no me gustara, incluso cuando esto no me hacia feliz.  Me conforme con amistades falsas, con amores a medias y perdone ofensas que en el fondo fuertemente me dañaban.

Y ese mismo día me prometí que nunca más volvería a vivir así, aferrándome a  los dolores de  pasado, a eso que tanto me hacía sufrir; decidí dejar de auto criticarme, de juzgarme, decidí que era momento de aceptarme tal cual soy, así imperfecta, distraída,  con miedos que tantas veces me dominan, decidí que es momento de quererme, de amarme, de atreverme a ser feliz; pero feliz por mí, sin presiones, ni imposiciones, dispuesta a dar lo mejor de mí con el fin único de superarme, con el fin único de enamorarme de mi.

Entendí que para poder avanzar, es necesario perdonar, cerrar ciclos que nos anclan, que nos impiden prosperar. Decidí hacer una limpieza de emociones, alejarme de personas toxicas que me hacían mal, decidí comenzar de cero, convertirme en una mujer nueva, de esas que no tienen miedo, que se aferran con fuerza a sus sueños, a sus ideas, y al fin pude liberarme del que dirán

Y es que debemos entender que el peor de los verdugos, somos casi siempre nosotros mismos, pues nos convertimos en  los más crueles críticos; nos negamos a aceptar nuestros talentos, nuestras múltiples capacidades.



Así que decidí reiniciar mi mente.
Me mentalice para entender que soy talentosa, que hay muchas cosas que se me dan bien…

Comenzar de nuevo fue una gran decisión y borrar los errores del pasado una gran elección. Por fin puedo mirarme al espejo y aceptarme tal cual soy, ya no tengo miedo de decir lo que pienso, por fin me  he atrevido a pedirme perdón…

Ya no soy la misma, ahora soy una versión mejor,  soy esa que tiene ganas de comerse al mundo, la que elige ser feliz, la que sonríe por tener la conciencia limpia y por ser libre de corazón.

No ha sido fácil, pero por fin estoy en paz conmigo misma, por fin he aprendido a ser  feliz con lo que tengo y con lo que soy.



© Yngrid
Caracas, Marzo 12 de 2016

marzo 05, 2016

Resurgir distinta, pero completa...

Se dice en la mitología que El Ave Fénix era un ave del tamaño de un águila, con plumaje de color rojo, anaranjado y amarillo incandescente,  como si estuviera rodeado de fuego, de fuertes garras y pico. Según cuenta la historia, esta ave se consumía en fuego cada 500 años y de sus cenizas volvía a nacer.

La expresión “renacer de las cenizas como el Ave Fénix” me sugiere la belleza de algo o alguien que parecía marchito en algún sentido, resurge de nuevo con todo su esplendor.
Lo que acabo de describir, ahora en psicología se llama resiliencia. Es esa capacidad de resistencia psicológica ante las adversidades; y a la capacidad de sobreponerse a ellas, e incluso usar estas adversidades para ser más fuertes.
He visto “muertes” y “nacimientos”, resurecciones e inrresurecciones, pero si algo me llama la atención, es esa manifestación que tenemos todos los seres humanos del Fénix; esa capacidad de morir y renacer de nuestras cenizas, la capacidad de salir adelante, de salir de esos huecos profundos y oscuros que cualquiera de nosotros en algún momento pudiese haber caído. No hablo de morir físicamente, sino más bien la capacidad del alma humana de superarse a sí misma y de brillar cuando la oscuridad nos rodea.
Y es que no nacemos una vez en la vida, renacemos cada día al levantarnos frente a la vida, renacemos después de un gran dolor, renacemos cuando damos fin a una etapa de la vida para empezar de nuevo, renacemos cuando nunca nos damos por vencidos, renacemos desde el dolor muchas veces para volver a vivir, renacemos cada día que decidimos enfrentar con coraje y valentía.
Yo creo que todos, absolutamente todos alguna vez en la vida, hemos pasado por situaciones dolorosas, hemos vivido la “noche oscura del alma”…
Pero si somos analíticos y recordamos “esos momentos”, comprobaremos que, en ocasiones, esas difíciles circunstancias han tenido en nosotros una repercusión curiosa; ha sido un momento de evolución, renovación y de tomar un nuevo rumbo.
Aunque doloroso, a veces es necesario bajar a las “zonas oscuras” para reencuadrar situaciones y buscar partes perdidas de nosotros mismos; es así como aprendemos a enfrentarnos a nuestros propios miedos e incluso a la muerte. Como ya dije, no me refiero a la muerte física, sino a las pérdidas o muertes simbólicas que existen en el proceso vital de todo ser humano.
Más de alguna vez hemos escuchado a personas hablar de experiencias difíciles (una enfermedad, un accidente, un despido laboral, un divorcio o desamor) que nos cuentan cómo ese contratiempo vital fue lo mejor que les pudo haber sucedido en la vida. Ellas han asumido, aceptado, aprendido y resurgido de esas situaciones con otra perspectiva, con otra fuerza.
Pues al igual, todos somos Fénix que morimos y renacemos, así como nace el día y muere la noche, que a su vez nace la noche y muere con el nacimiento del día. Así mismo es el aprendizaje del alma, iniciamos ciclos, aprendemos y cerramos ese ciclo con todas las experiencias que adquirimos. Dando al mismo tiempo paso a un nuevo ciclo, a cosas nuevas.
 ¿Para qué volver a comenzar?
Sin ese ímpetu, sin esa sensación de recuperación, no seríamos nada. Sólo un comienzo y un fin, y ahí acabaría todo. Porque es precisamente ese volver a empezar que nos hace humanos, porque nos impulsa a ir siempre por más.
Aunque lamentablemente muchos no lo logran. Y debe ser muy duro llegar a ese punto y sentir que nada ni nadie nos puede salvar de ese abismo. Este tipo de personas responden con resentimiento hacia la vida, dejan atrás sus valores, no trabajan en sanar sus heridas emocionales y se convierten en seres humanos espinados que hieren a todo el que les pasa por delante. Algunos simplemente abandonan sus propósitos y se convierten en personas conformistas, mediocres y llenas de amargura.
Por eso empezamos una y otra vez, para no morir, para no estar o sentirnos derrotados, pero sobre todo, para demostrarnos a nosotros mismos que podemos; y que siempre hay algo por lo que vale la pena vivir, aunque a veces ni cuenta nos demos de eso.
Aprender a dar la bienvenida a los cambios

En lugar de aferrarnos al pasado, a lo que ya no existe, deberíamos aprender a dar la bienvenida a los cambios: aprender a renunciar a un estilo de vida, una relación, una amistad, una idea, un comportamiento; pues “sólo una copa vacía puede ser llenada de nuevo”. Todo eso que perdemos da lugar a un nuevo, prepara el camino a lo que vendrá, que generalmente, suele ser mucho mejor y más apropiado para nuestro presente.
Sí alguien se va de tu vida, despídelo y dale las gracias por todo lo que aportó a ella y luego, déjalo ir. En lugar de sufrir por lo que se va, prepárate para lo que viene. Muchas veces el dolor no nos permite agradecer a esas personas o situaciones que hoy dejan de estar presentes, acostúmbrate a dar las gracias (es una buena forma de liberarte), porque te están dejando el asiento libre para algo o alguien mejor, con ello abrimos las puertas a otras posibilidades, otras oportunidades, a otros más variados destinos.
No hay que temer a las “pérdidas”, pues son rehabilitaciones vitales para que podamos reorganizar nuestra vida. Nada es para siempre, ni siquiera nosotros mismos. Renacer es hermoso, trae consigo salvia nueva con la que aderezar nuestras vivencias.
Dejemos de sufrir de más por todos los “no” que recibamos, por todos los desplantes, los desprecios y todos los “despidos existenciales”, pues para evolucionar y resurgir con más fuerza, primero hay que descender a las obscuridades de uno mismo y rescatar de lo más profundo la luz más brillante, una nueva luz que nos sirva de guía para ver con discernimiento, todo lo que nos suceda desde ese instante en adelante.
En cierta manera, debes conducir tu destino y no que él se empeñe en conducirte a ti. ¿Eso implica ir contra corriente? Puede ser, pero sin desafíos no hay cambios y sin cambios no hay recompensas… Y sin recompensas no hay felicidad.
Tan abajo se puede caer, como tan arriba se puede subir. El dolor mañana pasará, y sólo queda el placer de la redención. Trabaja siempre por todo eso que quieres, sin prisa pero sin pausa, y algún día, verás que en las ruinas de tu aparente decadencia, se esconde la nueva carne que ahora te hará disfrutar por el sufrimiento que te cobró ayer.

© Yngrid
Caracas, Marzo 5 de 2016

febrero 27, 2016

Cuando llega la hora de volver a donde perteneces...

El lugar que amamos, ése es nuestro hogar,
un hogar que nuestros pies pueden abandonar, pero nuestros corazones no
Oliver Wendell


La vida es una aventura, cada quién escoge cómo vivirla, algunas personas optan por llevar una vida correcta, pacifica, tranquila, estudian y organizan cada una de sus prioridades, son buenos hijos, amigos, hermanos, esposos, padres, se convierten en ciudadanos ejemplares y llevan así su vida.

Por otra parte, muchas personas escogen vivir de una forma aventurada, emocionante, buscan el éxito y los placeres, y  muchas otras cosas lejos de la calma y para muchas otras, la belleza esta en lo más simple y sencillo.

La manera en la que escogemos cómo vivir es elección de cada quien, es cuestión de libre albedrío y cada ser tiene el derecho individual de invertir sus días de la forma que más satisfacción le ofrezca o bien mayor crecimiento, pudiendo ser este económico, moral, espiritual, etc.

Ocurre que no importa la forma en la cual hayamos escogido vivir nuestra vida, todos los seres humanos coincidimos en algún momento de nuestro camino en una gran realidad y es el deseo de volver al hogar, a ese hogar que tuvimos o que solo existió en nuestros anhelos, al hogar que formamos o que siempre deseamos formar, ese hogar que nos brinda la tranquilidad y la serenidad de permanecer.

Un espacio nuestro, único, limpio, lleno de nosotros, de esa paz que elegimos sea cual sea nuestra manera, de cada una de las cosas que nos gustan, el sitio al que pertenecemos, donde las cosas son como las conocemos y no hay mucho que inventar, todo allí tiene la dinámica particular que nos hace sentirnos parte de ese sitio especial.

Un espacio nuestro, único, limpio, lleno de nosotros, de esa paz que elegimos sea cual sea nuestra manera, de cada una de las cosas que nos gustan, el sitio al que pertenecemos, donde las cosas son como las conocemos y no hay mucho que inventar, todo allí tiene la dinámica particular que nos hace sentirnos parte de ese sitio especial.




Quizás el hogar no lo representa una casa,  un apartamento o ningún espacio físico definido, el lugar es ése que llevamos dentro y proyectamos externamente, convirtiendo ese escenario en el espacio donde nos gustaría permanecer.

Sea cual sea la manera en la que escojas vivir tu vida ten siempre la certeza de que anhelarás estar en tu hogar, por lo que es importante que tomes previsión respecto a eso y que no olvides el camino que al final de tu vida debes tomar, el camino de vuelta a tu hogar, el camino de retorno a ese espacio dónde perteneces y donde quisieras permanecer, y por qué no?, pasar esos últimos momentos de tranquilidad, esos últimos momentos de análisis, de estudio y de conciencia de cada una de las decisiones que tomaste a lo largo de tu vida, ese será tu hogar y siempre, tarde o temprano regresarás a el.


© Yngrid
Febrero 27 de 2016





febrero 20, 2016

Te quiero más allá del apego y del miedo a la soledad…




Te quiero como se quiere a las estrellas del cielo, sé que no son mías pero dan luz a mi vida y a mis sueños... Me gustas porque haces que mi mundo parezca íntegro a tu lado, porque encajas en mis esquinas, porque dibujas senderos en mis mapas que deseo transitar, y que elijo compartir a tu lado.

Un amor sin apegos:  Son relaciones donde no hay dependencias ciegas, y donde cada uno de los miembros es capaz de respetar espacios, a la vez que el desarrollo personal de la persona amada aportando un enriquecimiento lleno de reciprocidad.
El amor debe aportar alegría y dar la oportunidad de descubrir cada día lo mejor de ti mismo. Si te ofrece tristeza y sufrimiento, y no quieres verlo, es dependencia. Si te llena de celos, miedos y obsesiones desmedidas, es apego.
En ocasiones la palabra "apego" suscita algún que otro desencuentro. No podemos negar que querer a alguien es desear estar con esa persona a cada instante, es preocuparse, es desear, es pensar a cada segundo en la persona amada, en esa esencia que forma parte de nosotros.
El amor tiene algo de obsesión a la vez que de necesidad, es algo normal, en especial en las primeras fases. Ahora bien, hablamos de apego en su sentido más íntegro cuando de alguna forma, perdemos nuestra propia identidad y nuestro equilibrio interior por esa persona. 
Cuando no dejamos espacios donde posibilitar el crecimiento personal de cada persona. Ahí donde surge la desconfianza e incluso la necesidad de control, vale la pena analizarlo en detalle.

EL APEGO EMOCIONAL ES UN TIPO DE ADICCIÓN DESTRUCTIVA
Relacionar el apego emocional con una adicción no es ser exagerados. Piensa en esas pasiones ciegas donde necesitamos tener a la persona amada a cada instante. En los momentos que no los tenemos a nuestro lado el mundo se derrumba, desconfiamos y desarrollamos una necesidad de controlar a la pareja. Es un riesgo.
Desear algo no es malo ni peligroso. El deseo da emoción a la vida, establece propósitos y placeres. El riesgo se inicia cuando el deseo se transforma en necesidad.
Es entonces cuando aparece el apego y la pérdida de control sobre uno mismo al pensar que no podemos vivir sin la otra persona.
Es importante poder y saber vivir sin la otra persona. No podemos ser barcos a la deriva cuando no tenemos al ser querido a nuestro lado durante unos días, si hay confianza no hay por qué desarrollar estos miedos desmedidos.
Debemos aprender a vivir con nosotros mismos y sentirnos plenos, seguros y felices con lo que somos para poder establecer una relación de pareja saludable y sin apegos negativos. Ama pero no necesites. Comparte pero jamás lo des todo sin esperar nada a cambio, ni siquiera reconocimiento.
  • Las personas necesitamos de un apego positivo en nuestra infancia para crear un vínculo con nuestros progenitores. Esto nos ofrece seguridad y la posibilidad de ir creciendo sintiéndonos amados y reconocidos.
  • Pasada esa fase, nos toca a nosotros construir nuestra identidad, nuestra personalidad y esa integridad donde sentirnos seguros con nosotros mismos, con lo que somos y hemos conseguido.
  • Si tú te sientes bien, si te ves a ti mismo como alguien seguro, feliz y con una buena autoestima, serás capaz de construir una relación de pareja estable y feliz.
  • No necesitas que nadie llene tus vacíos, porque no los tienes. No necesitas que nadie alivie tus miedos porque no los tienes. No necesitas que nadie alivie tu soledad porque careces de ella.



PRACTICAR EL DESAPEGO O EVITAR LAS RELACIONES CODEPENDIENTES
De nada nos vale el amor si lo entendemos como sufrimiento. Si lo vemos habitado por esas sombras que nos enmascaran con el miedo a ser abandonados, con el temor a ser traicionados o al hecho de depender de la otra persona hasta tal punto, que nos convertimos en marionetas sin identidad.
No te diluyas en la otra persona, no hagas cualquier cosa por el ser querido a un precio tan alto, que acabes difuminándote como un envoltorio que acaba de perder su alma. Vence tu adicción al apego, lucha contra las relaciones codependientes.
Sabemos que estas ideas son fáciles de leer y comprender. No obstante, ello no quita que aún sabiéndolo, caigamos en una relación de este tipo. En el amor nadie tiene el control, ahora bien, de caer en una situación de estas características, es responsabilidad tuya saber reaccionar cuando te des cuenta.
Será el momento de poner en práctica el desapego emocional para caminar más libres, más seguros. Más sabios y ser capaces de amar con integridad y sin miedos.
  • Si permitimos el crecimiento personal del ser querido, lo ayudaremos a ser una persona más rica internamente y con más matices que a su vez, enriquecerán la propia relación.
  • Debemos entender que practicar el desapego no es romper vínculos. Al contrario, es respetarnos y ensalzar esa confianza cómplice donde yo “dejo ser” porque “sé que soy amado/a”, porque amo y confío en quien me ha elegido por lo que soy, y no por evitar su propia soledad.
  • El desapego no quiere decir que no tengas derecho a amar, a desear o a ilusionarte por una persona con toda tu alma y tu corazón. Se trata simplemente de que “nada te posea a ti”. Lo que te posee te pone vetos, y quien te pone vetos no te permite ser tú mismo.
  • Ser libre por dentro no está reñido con crear un amor. Es dejar espacios para permitir que esa pasión me nutra sin necesidades y miedos ofreciendo lo mejor de mi a la otra persona.



Febrero 20 de 2016 






febrero 13, 2016

Verdades incómodas: Las rupturas de pareja

La única persona que necesitas en tu vida,
es aquella que te demuestre que te necesita en la suya…
Oscar Wilde



¿Has pasado alguna vez por una ruptura de pareja?
No es algo agradable, pero es algo necesario en algunas ocasiones.
A veces pretendemos echarle tierra al asunto y no remover demasiado, más que nada porque hay muchas verdades incómodas que no queremos reconocer.
Las rupturas de pareja suponen una ruptura con aquella persona con la que hemos compartido nuestros más profundos secretos, nuestros miedos, algunas de nuestras experiencias. Por eso, intentamos que el dolor pase lo más rápido posible.
¿Está bien cerrar los ojos ante lo evidente?
Siempre que ignoramos un problema, este vendrá con más fuerza en un futuro muy cercano. Es por eso por lo que debemos aprender a abrir los ojos antes algunas verdades incómodas que queremos pasar por alto.

-    - Te vas a sentir solo

Es algo en lo que no queremos pensar, pero que inevitablemente vamos a sentir y vivir. Nos vamos a sentir solos, queramos o no, y es normal. Hemos compartido parte de nuestra vida con esa persona y, de repente ya no esta. Todo ha cambiado.
Es en este momento cuando surgen nuestros miedos, cuando muchas personas intentan recuperar a su pareja o buscar a otra inmediatamente para no pasar por esa horrible sensación de soledad. Es bueno pasar un tiempo a  solas. Te ayudará a conocerte mejor y a prepararte para una nueva relación de pareja.

-    - Va a doler… y mucho

Una ruptura duele, aunque a uno más que al otro.
Es decir, la persona que rompe con la pareja no sentirá lo mismo que la persona que recibe la noticia, quizás porque no se lo esperaba. A pesar de esto, el dolor estará ahí.
Ese sufrimiento es algo por lo que tendrás que pasar y algo que se supera, aunque ahora todo lo veas de color negro y rojo, lleno de daño. Saldrán los resentimientos, el odio, los celos, recriminarás cosas. Pero aunque no lo creas el dolor te ayudará a sanar. Sácalo todo. Te hará bien.

-    - Puedes perder amigos

Algunas parejas mantienen sus amigos de forma individual, pero muchas otras empiezan a tener amigos en común que provocan que si la pareja se rompa se suceda un gran dilema: ¿cómo hacemos para quedar con ellos?
Todo esto va a depender de lo bien que te lleves con tu ex pareja, pero la realidad es que sería todo mucho más fácil si los amigos no fuesen comunes. La solución no es fácil y todo puede resultar muy incómodo, tanto para uno como para los amigos comunes.

-    - Se puede volver a ser feliz

Cuando acabas de romper todo es negativo y si llevabas mucho tiempo con tu pareja quizás no veas la esperanza de volver a encontrar el amor. Es normal. Aún estás apegado emocionalmente a esa persona, pero no te preocupes, porque se puede volver a ser feliz.
Tan solo necesitas tiempo. Tiempo para sufrir, para sanar, para curaros de todas las emociones negativas que irán saliendo y volver a descubrir que el mundo no se termina, que la vida sigue con o sin nosotros, y que tendremos otras muchas oportunidades de ser felices.
Romper con nuestra pareja nunca es una decisión fácil de tomar. Yo siempre pienso que es mucho más fácil cuando los dos se dan una oportunidad para ver si funciona, pero al final todo va cayendo por su propio peso. De esta manera, se produce un declive en la relación que tarde o temprano nos lleva a un callejón con una única salida: la ruptura.

Si rompen cuando alguno de los dos está enamorado o aún piensa que la relación va bien, o incluso si rompen sin nuevas oportunidades, probablemente sea una decisión mucho más difícil de tomar. Lo normal es que aún le tengas cariño a tu pareja, por eso te resulta tan complicada la decisión de acabar con todo.
Pero, no pasa nada. En ocasiones puede ser la mejor decisión que hayas podido tomar, dándoos una nueva oportunidad para ser libres y buscar la felicidad allí donde juntos no la hemos encontrado.


Caracas, Febrero 13 de 2016


febrero 06, 2016

Ya no voy a perder más tiempo en lo que me hace daño



Buscar nuestro propio bienestar y felicidad no nos hace ser egoístas, sobre todo si lo hacemos para alejarnos de aquellas personas que nos perjudican.
Todos tenemos claro que no es nada fácil alejarnos ni romper de la noche a la mañana con todo aquello que vulnera nuestra autoestima.
Las personas sabemos huir de esos focos evidentes que nos hacen daño: el fuego, algo punzante, un callejón oscuro y poco frecuentado por la noche.  Nuestro cerebro está programado para reconocer amenazas externas y activar una respuesta: la huida.
Si hay algo que sabemos es que no todos los estímulos dañinos de nuestro entorno son tan fácilmente reconocibles, ni es tan sencillo decirnos a nosotros mismos que hemos de escapar.
Somos personas sociales que establecen relaciones, amistades, que construyen vínculos en ocasiones sólidos con personas que, de algún modo, resultan dañinas.

¿Qué debemos hacer en estos casos, cuando quien “nos hace daño” es nuestra familia o nuestra pareja?

Quien te hace daño no te merece.
 Sabemos que es fácil de decir, que en el fondo de nuestra mente y corazón somos conscientes de que quien vulnera nuestra autoestima y no nos respeta no nos quiere de verdad, pero: Cómo llegar a admitirlo?  Cómo reaccionar?
Las personas que hacen daño son personas que se priorizan a ellas mismas.
Cuando comentamos que hay personas que hacen daño, en lo primero que pensamos es en la violencia física.
Y, si bien es cierto que este hecho está ahí, existe y que es algo que desde todas las instituciones sociales hemos de combatir, también existe esa violencia implícita, indirecta y silenciosa igual de dañina.
Hay personas con escasa empatía y habilidades sociales, que son incapaces de establecer relaciones basadas en el respeto y la reciprocidad.
Las parejas que suelen anteponer sus intereses a las de su compañero son también muy destructivas.
El egoísmo, el no saber construir vínculos basados en la comprensión, en la confianza o en el respeto son, sin duda, aspectos que nos pueden hacer mucho daño en el día a día.
Se hace mucho daño con las palabras. En ocasiones, no es lo que nos dicen, es cómo nos lo dicen. El usar un tono despectivo, levantar la voz o hacer uso de la ironía son aspectos implícitos que acaban vulnerando mucho nuestra autoestima.
El recibir una educación basada en una comunicación deficitaria o autoritaria también hace daño y vulnera el auto concepto y la seguridad del niño.
A su vez, en nuestras relaciones de pareja, el tono de voz y la forma en que damos la información o establecemos un diálogo también dicen mucho de nosotros.
Defiéndete ante lo que te hace daño. El auténtico problema, tal y como te señalábamos al inicio, es que sabemos reaccionar ante un estímulo físico amenazante, pero no ante uno social que quiebra nuestra autoestima.
Uno de los focos que más daño suele provocar es el familiar, de nuestro círculo más cercano en nuestro día a día.

¿Qué debo hacer si mi madre, mi hermano o mi pareja no me respetan, o me hacen chantaje emocional?

Pon límites y atrévete a decir NO a lo que no te gusta, a lo que no deseas, a lo que te incomoda.
Decir NO, no es un acto egoísta ni amenazante. Es definir nuestra personalidad con respeto; es informar a quienes nos rodean de que merecemos consideración y que hay cosas que nos hacen daño.
Lo esencial es que, ante esa advertencia, la persona reaccione. Si percibes que las cosas no cambian y que siguen actuando de la misma manera, será el momento de tomar alguna decisión: quien te hace daño de forma voluntaria no te merece.
Entiende que no es posible complacer a todos, que intentar agradar a cada una de las personas que nos rodean es algo imposible y que además, nos puede traer la infelicidad.
En la vida se trata de saber establecer prioridades y la primera prioridad eres tú. Si te quieres y te respetas, no dejes que nadie te haga daño.
Es imprescindible establecer relaciones que nos permitan ser siempre nosotros mismos, que nos muestren respeto, cariño y comprensión.
Quien no te respete lo único que merece es tu distancia, esa que te permitirá tener mayor equilibrio y protección emocional. Aléjate o limita el contacto tanto como te sea posible, recordando que no eres mala persona por alejarte de quien te hace daño.
Eres responsable, valiente y alguien que, como cualquier otro, busca construir su propia felicidad. No pierdas más tiempo con aquello que te hace daño o con quien no respeta tus valores y tu integridad.


 Febrero 6 de 2016