mayo 31, 2021

Aprender a perdonar, incluso cuando no te hayan pedido perdón


Imagen tomada de Google 



Todos hemos sido lastimados por alguien que era parte importante en nuestra vida. Todos conocemos la decepción, la sensación de un corazón roto y el coraje que da cuando alguien te traiciona por la espalda.

Cuando las personas nos lastiman, generalmente nos toma por sorpresa, especialmente si se trataba de un amigo cercano, un miembro de la familia o un amor. Es el tipo de dolor que daña lo más profundo de nuestro ser y que deja una cicatriz para siempre.

A menudo escuchamos la frase “el perdón no es para la otra persona, sino para ti” y no puede ser más cierta, por eso es importante aprender a perdonar aun cuando no te lo pidan.

Perdonar no es nada fácil, requiere mucha fuerza y madurez para hacerlo. Pero es posible y necesario. El perdón te ayuda a sanar y a superar. Si te aferras a las heridas del pasado, te quedas con el amargo sabor del rencor.

El orgullo no te lleva a nada y esperar a que el otro se dé cuenta de lo mucho que te lastimó puede ser frustrante pues puede que nunca llegue. Por eso, ten la iniciativa y aunque creas que la otra persona no lo merece, perdónala. No tienes que escribir una carta, hacer una llamada o citarla en persona para hacerlo. Perdónala en silencio, desde lo profundo de tu alma; te darás cuenta de lo liberador que puede ser.

El perdón es poderoso, tiene el poder de sanar tu corazón, de levantar y establecer tu espíritu, de liberarte y reiniciarte. Eso sí, perdonar no significa que debas dejar que esas personas vuelvan a tu vida o al menos no como antes. Porque al final del día, hay personas que no cambian y que nos lastiman constantemente. No permitas que se convierta en un ciclo vicioso. Puedes perdonar a alguien por engañarte, por darte la espalda, por romper tu corazón, por no ponerte primero o por alejarse cuando lo necesitabas, pero eso no significa que tengas que confiar en esa persona otra vez.

La próxima vez que te enfrentes a la interrogante de perdonar o no a alguien, piensa en los momentos en que has lastimado a otras personas. Seguramente querrías que alguien más te otorgue la misma misericordia, ¿no?


© Yngrid U.
Caracas, Mayo 31 de 2021



 

mayo 23, 2021

Cómo sanar?...

Foto tomada de Google


Recuerda que cada vez que lloras, te desahogas con alguien, o eres consiente, o escribes lo que sientes. Sanas tu alma y elevas tu vibración...

Que cada vez que ríes, cantas y bailas disfrutando la vida. Sanas tu alma y elevas tu vibración...

Que cada vez que haces lo que te gusta, y ejercitas y mueves tu cuerpo. Sanas tu alma y elevas tu vibración...

Que cada vez que pides perdón, perdonas y das gracias con el corazón. Sanas tu alma y elevas tu vibración...

Y que cada vez que te respetas y te amas a ti mismo y a los demás de verdad.  Además de sanar tu alma y elevar tu vibración, también ayudas a nuestra hermosa tierra a vibrar en la frecuencia más alta que es la del amor...

Por eso ya no lo aplaces más, ármate de valor, y trabaja seriamente en ti mismo. Pues el trabajo más importante de tu vida, eres tu! Y si tu vibras alto, todos vibramos alto. Porque todos somos uno...

Cuando tu corazón está lleno de gratitud, no es posible sentir dudas o miedo.

Para ser un sanador, no debes albergar pensamientos de duda; debes dejar tus miedos atrás. Tu corazón debe estar lleno de amor y gratitud. Todo lo que hay que hacer es creer y ser agradecido y entonces serás capaz de hacerlo.

Tuve que alejarme de mi propio camino para sanar, porque eso hacemos los valientes, SANAR.

Sanar para no repetir los mismos errores. Sanar para no matar mundos ajenos. Sanar para no ensuciar otros corazones.

Sanar para no herir. Sanar para no dar amor a medias.

Sanar para no ser conformista. Sanar para darme cuenta que las flores crecen en los jardines y no en el desierto.

Sanar para no autodestruirme. Sanar para limpiar mis adentros.

Y aunque mi garganta cargaba miles de nudos, Y aunque creía casi imposible dejar viejas costumbres, quise sanar, porque eso hacemos los valientes.

Perdonar. Soltar. Amar. Sanar.

Me falta mucho, el universo sabe que todavía me falta, pero día a día voy quitando

de mi piel aquello que me hizo sufrir...

Lo estoy haciendo, Lo hago.  Sigo sanando por la persona más importante de mi vida, sigo sanando por mí!


© Yngrid U.
Caracas, Mayo 23 de 2021 

mayo 12, 2021

Dejé de insistir

Dejé de insistir donde no había lo que buscaba, dejé de pedir en manos cerradas, dejé de esperar en sillas ocupadas, dejé de intentar en un cuerpo ajeno.
Dejé de pretender que el otro entendiera. 
Dejé de poner los ojos y esperanzas en corazones que no quieren latir junto al mio.

Y entonces, se hizo la magia!

Volví a mi como único destino posible, volví a mi como único camino disponible, volví a mi como el único reencuentro pendiente.
Volví a mi y pude verme las costillas, los dolores y mi alma deshidratada, pidiendo agua.
Y me recibí y me acaricie. Me perdoné. 
Me recosté sobre mi hombro, me nombre con mi propia voz. 
Y me encontré. Distinta pero intacta. Me tuve otra vez.

Me tengo otra vez, y de nuevo se hace la magia...
Tengo las llaves de las puertas que quiero abrir. Acá, adentro. Afuera solo están las cerraduras.
Pero yo decido dónde y de mi depende cómo.
Yo decido dónde, yo elijo cómo, yo digo cuándo.




© Yngrid U.
Caracas, Mayo 12 de 2021