abril 16, 2016

Lo que no es Amor...

Mucho se habla sobre el amor, amistad y pasiones. Es bueno meditar también en lo que NO ES AMOR: 

Si necesitas alguien para ser feliz, eso no es amor. Es carencia.
 

Si tienes celos, inseguridad y haces cualquier cosa para mantener a alguien a tu lado, aún sabiendo que no eres amado, y dices que crees en esa persona, pero no en los otros, que te p
arecen rivales, eso no es amor. Es falta de amor propio. 

Si crees que tu vida queda vacía sin esa persona; no consigues imaginarte solo y mantienes una relación que se acabó sólo porque no tienes vida propia, eso no es amor. Es dependencia. 

Si piensas que el ser amado te pertenece; te sientes dueño y señor de su vida y de su cuerpo; no le das la oportunidad de expresarse, de decidirse, sólo para afirmar tu dominio, eso no es amor. Es egoísmo. 

Si no lo deseas; no te realizas como hombre o mujer con esta persona; prefieres no tener relaciones íntimas con esa persona, sin embargo sientes algún placer en estar a su lado, eso no es amor. Es Amistad. 

Si discuten por cualquier motivo; se mueren de celos uno del otro; ni siempre hacen los mismos planes; les falta acuerdo en diversas situaciones; no les gusta hacer las mismas cosas o ir a los mismos lugares, pero hay un deseo de estar íntimamente juntos, eso no es amor. Es Deseo. 

Si tu corazón late más fuerte; el sudor se pone intenso, tu temperatura sube y baja vertiginosamente, sólo en pensar en la otra persona, eso sudor se pone intenso, tu temperatura sube y baja vertiginosamente, sólo en pensar en la otra persona, eso no es amor. Es Pasión. 

Ahora, que ya sabes lo que no es amor, es más fácil analizar, lo que pasa contigo y procurar resolver la situación o programarse para atraer a alguien por quien sientas afecto y deseo; y que este alguien también sienta lo mismo por ti, para que puedan construir una relación equilibrada, en donde haya el verdadero y eterno AMOR. 




© Yngrid
Caracas, Abril 16 de 2016



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abril 09, 2016

La vida es un duro equilibrio entre mantener y dejar ir...

Ganar, perder, reír, llorar, abrazar con emoción, cerrar los ojos en soledad... 
La vida es un ciclo que no tiene fin, que fluye, corre y que se nos escapa de las manos por mucho que nos esforcemos en retenerla.

La vida es un duro equilibrio entre mantener y dejar ir, una ley que nadie nos enseñó y para la que no nos han preparado, y que sin embargo, vamos aprendiendo con el tiempo calladamente.

Recordaremos sin duda a aquellos amigos que se fueron a vivir a otras ciudades y que nunca volvimos a ver, y también, que la muerte de algunos familiares o incluso nuestras mascotas, estableció una dolorosa separación que nunca pudimos entender...




El dolor de la pérdida es en realidad, el valor y todo el amor actual que dirigimos a aquello que nos envuelve.
Nadie llora por ejemplo, por algo que no ama, nadie siente el vacío de algo que antes no ha tenido en su interior. Así pues, en este equilibrio vital que establece la vida, es necesario que sepamos reconocer  primero todo aquello que es valioso para nosotros.

Ninguno de nosotros sabemos lo extensa o fugaz que es nuestra vida, o incluso la de los demás. 
Así que, si aprendemos a disfrutar más del presente y del aquí y ahora?
En ocasiones cuesta, hay veces que nos vemos nublados por las preocupaciones, por las obligaciones, fijamos nuestra vista en el pasado y nuestras expectativas en el futuro, desplazando el presente como si no existiera. Como si no te estuviese abrazando en este mismo instante.

Las personas en ocasiones somos criaturas enfermas de nostalgia, es más, según nos dicen numerosos psiquiatras, el cerebro humano pasa gran parte de su tiempo evocando recuerdos, y lo que es peor, hay quien cae en esos pensamientos obsesivos que nos anclan ciegamente en ese fracaso del ayer, en ese error del pasado.

En ocasiones asociamos la idea de dejar ir a tener que aceptar un fracaso emocional o una pérdida personal, cuando en realidad, las personas practicamos este concepto a lo largo de toda nuestra vida. 
El niño que fuimos tuvo que desafiar al adolescente que pedía más derechos, más libertades. El adulto, entendió después que no todo son libertades, que también existen responsabilidades.


La persona que éramos hace dos años, ya no será seguramente igual a la que hoy ves cada día en el espejo. El aprendizaje vital, emocional y la simple cotidianidad te ha hecho desprenderte de cosas y asumir conceptos nuevos. 
Como ves, todos nosotros dejamos ir pequeñas cosas cada día. No obstante, las más grandes son siempre las más dolorosas. ¿Cómo dejar ir, por ejemplo, de nuestra mente y nuestro corazón a esa persona que antes llenaba todo nuestro universo?  
Hay vacíos que duelen y enferman, huecos en los que nos podemos perder si no somos capaces de desprendernos de eso que causa más dolor que beneficio.

Caracas, Abril 9 de 2016