febrero 27, 2016

Cuando llega la hora de volver a donde perteneces...

El lugar que amamos, ése es nuestro hogar,
un hogar que nuestros pies pueden abandonar, pero nuestros corazones no
Oliver Wendell


La vida es una aventura, cada quién escoge cómo vivirla, algunas personas optan por llevar una vida correcta, pacifica, tranquila, estudian y organizan cada una de sus prioridades, son buenos hijos, amigos, hermanos, esposos, padres, se convierten en ciudadanos ejemplares y llevan así su vida.

Por otra parte, muchas personas escogen vivir de una forma aventurada, emocionante, buscan el éxito y los placeres, y  muchas otras cosas lejos de la calma y para muchas otras, la belleza esta en lo más simple y sencillo.

La manera en la que escogemos cómo vivir es elección de cada quien, es cuestión de libre albedrío y cada ser tiene el derecho individual de invertir sus días de la forma que más satisfacción le ofrezca o bien mayor crecimiento, pudiendo ser este económico, moral, espiritual, etc.

Ocurre que no importa la forma en la cual hayamos escogido vivir nuestra vida, todos los seres humanos coincidimos en algún momento de nuestro camino en una gran realidad y es el deseo de volver al hogar, a ese hogar que tuvimos o que solo existió en nuestros anhelos, al hogar que formamos o que siempre deseamos formar, ese hogar que nos brinda la tranquilidad y la serenidad de permanecer.

Un espacio nuestro, único, limpio, lleno de nosotros, de esa paz que elegimos sea cual sea nuestra manera, de cada una de las cosas que nos gustan, el sitio al que pertenecemos, donde las cosas son como las conocemos y no hay mucho que inventar, todo allí tiene la dinámica particular que nos hace sentirnos parte de ese sitio especial.

Un espacio nuestro, único, limpio, lleno de nosotros, de esa paz que elegimos sea cual sea nuestra manera, de cada una de las cosas que nos gustan, el sitio al que pertenecemos, donde las cosas son como las conocemos y no hay mucho que inventar, todo allí tiene la dinámica particular que nos hace sentirnos parte de ese sitio especial.




Quizás el hogar no lo representa una casa,  un apartamento o ningún espacio físico definido, el lugar es ése que llevamos dentro y proyectamos externamente, convirtiendo ese escenario en el espacio donde nos gustaría permanecer.

Sea cual sea la manera en la que escojas vivir tu vida ten siempre la certeza de que anhelarás estar en tu hogar, por lo que es importante que tomes previsión respecto a eso y que no olvides el camino que al final de tu vida debes tomar, el camino de vuelta a tu hogar, el camino de retorno a ese espacio dónde perteneces y donde quisieras permanecer, y por qué no?, pasar esos últimos momentos de tranquilidad, esos últimos momentos de análisis, de estudio y de conciencia de cada una de las decisiones que tomaste a lo largo de tu vida, ese será tu hogar y siempre, tarde o temprano regresarás a el.


© Yngrid
Febrero 27 de 2016





febrero 20, 2016

Te quiero más allá del apego y del miedo a la soledad…




Te quiero como se quiere a las estrellas del cielo, sé que no son mías pero dan luz a mi vida y a mis sueños... Me gustas porque haces que mi mundo parezca íntegro a tu lado, porque encajas en mis esquinas, porque dibujas senderos en mis mapas que deseo transitar, y que elijo compartir a tu lado.

Un amor sin apegos:  Son relaciones donde no hay dependencias ciegas, y donde cada uno de los miembros es capaz de respetar espacios, a la vez que el desarrollo personal de la persona amada aportando un enriquecimiento lleno de reciprocidad.
El amor debe aportar alegría y dar la oportunidad de descubrir cada día lo mejor de ti mismo. Si te ofrece tristeza y sufrimiento, y no quieres verlo, es dependencia. Si te llena de celos, miedos y obsesiones desmedidas, es apego.
En ocasiones la palabra "apego" suscita algún que otro desencuentro. No podemos negar que querer a alguien es desear estar con esa persona a cada instante, es preocuparse, es desear, es pensar a cada segundo en la persona amada, en esa esencia que forma parte de nosotros.
El amor tiene algo de obsesión a la vez que de necesidad, es algo normal, en especial en las primeras fases. Ahora bien, hablamos de apego en su sentido más íntegro cuando de alguna forma, perdemos nuestra propia identidad y nuestro equilibrio interior por esa persona. 
Cuando no dejamos espacios donde posibilitar el crecimiento personal de cada persona. Ahí donde surge la desconfianza e incluso la necesidad de control, vale la pena analizarlo en detalle.

EL APEGO EMOCIONAL ES UN TIPO DE ADICCIÓN DESTRUCTIVA
Relacionar el apego emocional con una adicción no es ser exagerados. Piensa en esas pasiones ciegas donde necesitamos tener a la persona amada a cada instante. En los momentos que no los tenemos a nuestro lado el mundo se derrumba, desconfiamos y desarrollamos una necesidad de controlar a la pareja. Es un riesgo.
Desear algo no es malo ni peligroso. El deseo da emoción a la vida, establece propósitos y placeres. El riesgo se inicia cuando el deseo se transforma en necesidad.
Es entonces cuando aparece el apego y la pérdida de control sobre uno mismo al pensar que no podemos vivir sin la otra persona.
Es importante poder y saber vivir sin la otra persona. No podemos ser barcos a la deriva cuando no tenemos al ser querido a nuestro lado durante unos días, si hay confianza no hay por qué desarrollar estos miedos desmedidos.
Debemos aprender a vivir con nosotros mismos y sentirnos plenos, seguros y felices con lo que somos para poder establecer una relación de pareja saludable y sin apegos negativos. Ama pero no necesites. Comparte pero jamás lo des todo sin esperar nada a cambio, ni siquiera reconocimiento.
  • Las personas necesitamos de un apego positivo en nuestra infancia para crear un vínculo con nuestros progenitores. Esto nos ofrece seguridad y la posibilidad de ir creciendo sintiéndonos amados y reconocidos.
  • Pasada esa fase, nos toca a nosotros construir nuestra identidad, nuestra personalidad y esa integridad donde sentirnos seguros con nosotros mismos, con lo que somos y hemos conseguido.
  • Si tú te sientes bien, si te ves a ti mismo como alguien seguro, feliz y con una buena autoestima, serás capaz de construir una relación de pareja estable y feliz.
  • No necesitas que nadie llene tus vacíos, porque no los tienes. No necesitas que nadie alivie tus miedos porque no los tienes. No necesitas que nadie alivie tu soledad porque careces de ella.



PRACTICAR EL DESAPEGO O EVITAR LAS RELACIONES CODEPENDIENTES
De nada nos vale el amor si lo entendemos como sufrimiento. Si lo vemos habitado por esas sombras que nos enmascaran con el miedo a ser abandonados, con el temor a ser traicionados o al hecho de depender de la otra persona hasta tal punto, que nos convertimos en marionetas sin identidad.
No te diluyas en la otra persona, no hagas cualquier cosa por el ser querido a un precio tan alto, que acabes difuminándote como un envoltorio que acaba de perder su alma. Vence tu adicción al apego, lucha contra las relaciones codependientes.
Sabemos que estas ideas son fáciles de leer y comprender. No obstante, ello no quita que aún sabiéndolo, caigamos en una relación de este tipo. En el amor nadie tiene el control, ahora bien, de caer en una situación de estas características, es responsabilidad tuya saber reaccionar cuando te des cuenta.
Será el momento de poner en práctica el desapego emocional para caminar más libres, más seguros. Más sabios y ser capaces de amar con integridad y sin miedos.
  • Si permitimos el crecimiento personal del ser querido, lo ayudaremos a ser una persona más rica internamente y con más matices que a su vez, enriquecerán la propia relación.
  • Debemos entender que practicar el desapego no es romper vínculos. Al contrario, es respetarnos y ensalzar esa confianza cómplice donde yo “dejo ser” porque “sé que soy amado/a”, porque amo y confío en quien me ha elegido por lo que soy, y no por evitar su propia soledad.
  • El desapego no quiere decir que no tengas derecho a amar, a desear o a ilusionarte por una persona con toda tu alma y tu corazón. Se trata simplemente de que “nada te posea a ti”. Lo que te posee te pone vetos, y quien te pone vetos no te permite ser tú mismo.
  • Ser libre por dentro no está reñido con crear un amor. Es dejar espacios para permitir que esa pasión me nutra sin necesidades y miedos ofreciendo lo mejor de mi a la otra persona.



Febrero 20 de 2016 






febrero 13, 2016

Verdades incómodas: Las rupturas de pareja

La única persona que necesitas en tu vida,
es aquella que te demuestre que te necesita en la suya…
Oscar Wilde



¿Has pasado alguna vez por una ruptura de pareja?
No es algo agradable, pero es algo necesario en algunas ocasiones.
A veces pretendemos echarle tierra al asunto y no remover demasiado, más que nada porque hay muchas verdades incómodas que no queremos reconocer.
Las rupturas de pareja suponen una ruptura con aquella persona con la que hemos compartido nuestros más profundos secretos, nuestros miedos, algunas de nuestras experiencias. Por eso, intentamos que el dolor pase lo más rápido posible.
¿Está bien cerrar los ojos ante lo evidente?
Siempre que ignoramos un problema, este vendrá con más fuerza en un futuro muy cercano. Es por eso por lo que debemos aprender a abrir los ojos antes algunas verdades incómodas que queremos pasar por alto.

-    - Te vas a sentir solo

Es algo en lo que no queremos pensar, pero que inevitablemente vamos a sentir y vivir. Nos vamos a sentir solos, queramos o no, y es normal. Hemos compartido parte de nuestra vida con esa persona y, de repente ya no esta. Todo ha cambiado.
Es en este momento cuando surgen nuestros miedos, cuando muchas personas intentan recuperar a su pareja o buscar a otra inmediatamente para no pasar por esa horrible sensación de soledad. Es bueno pasar un tiempo a  solas. Te ayudará a conocerte mejor y a prepararte para una nueva relación de pareja.

-    - Va a doler… y mucho

Una ruptura duele, aunque a uno más que al otro.
Es decir, la persona que rompe con la pareja no sentirá lo mismo que la persona que recibe la noticia, quizás porque no se lo esperaba. A pesar de esto, el dolor estará ahí.
Ese sufrimiento es algo por lo que tendrás que pasar y algo que se supera, aunque ahora todo lo veas de color negro y rojo, lleno de daño. Saldrán los resentimientos, el odio, los celos, recriminarás cosas. Pero aunque no lo creas el dolor te ayudará a sanar. Sácalo todo. Te hará bien.

-    - Puedes perder amigos

Algunas parejas mantienen sus amigos de forma individual, pero muchas otras empiezan a tener amigos en común que provocan que si la pareja se rompa se suceda un gran dilema: ¿cómo hacemos para quedar con ellos?
Todo esto va a depender de lo bien que te lleves con tu ex pareja, pero la realidad es que sería todo mucho más fácil si los amigos no fuesen comunes. La solución no es fácil y todo puede resultar muy incómodo, tanto para uno como para los amigos comunes.

-    - Se puede volver a ser feliz

Cuando acabas de romper todo es negativo y si llevabas mucho tiempo con tu pareja quizás no veas la esperanza de volver a encontrar el amor. Es normal. Aún estás apegado emocionalmente a esa persona, pero no te preocupes, porque se puede volver a ser feliz.
Tan solo necesitas tiempo. Tiempo para sufrir, para sanar, para curaros de todas las emociones negativas que irán saliendo y volver a descubrir que el mundo no se termina, que la vida sigue con o sin nosotros, y que tendremos otras muchas oportunidades de ser felices.
Romper con nuestra pareja nunca es una decisión fácil de tomar. Yo siempre pienso que es mucho más fácil cuando los dos se dan una oportunidad para ver si funciona, pero al final todo va cayendo por su propio peso. De esta manera, se produce un declive en la relación que tarde o temprano nos lleva a un callejón con una única salida: la ruptura.

Si rompen cuando alguno de los dos está enamorado o aún piensa que la relación va bien, o incluso si rompen sin nuevas oportunidades, probablemente sea una decisión mucho más difícil de tomar. Lo normal es que aún le tengas cariño a tu pareja, por eso te resulta tan complicada la decisión de acabar con todo.
Pero, no pasa nada. En ocasiones puede ser la mejor decisión que hayas podido tomar, dándoos una nueva oportunidad para ser libres y buscar la felicidad allí donde juntos no la hemos encontrado.


Caracas, Febrero 13 de 2016


febrero 06, 2016

Ya no voy a perder más tiempo en lo que me hace daño



Buscar nuestro propio bienestar y felicidad no nos hace ser egoístas, sobre todo si lo hacemos para alejarnos de aquellas personas que nos perjudican.
Todos tenemos claro que no es nada fácil alejarnos ni romper de la noche a la mañana con todo aquello que vulnera nuestra autoestima.
Las personas sabemos huir de esos focos evidentes que nos hacen daño: el fuego, algo punzante, un callejón oscuro y poco frecuentado por la noche.  Nuestro cerebro está programado para reconocer amenazas externas y activar una respuesta: la huida.
Si hay algo que sabemos es que no todos los estímulos dañinos de nuestro entorno son tan fácilmente reconocibles, ni es tan sencillo decirnos a nosotros mismos que hemos de escapar.
Somos personas sociales que establecen relaciones, amistades, que construyen vínculos en ocasiones sólidos con personas que, de algún modo, resultan dañinas.

¿Qué debemos hacer en estos casos, cuando quien “nos hace daño” es nuestra familia o nuestra pareja?

Quien te hace daño no te merece.
 Sabemos que es fácil de decir, que en el fondo de nuestra mente y corazón somos conscientes de que quien vulnera nuestra autoestima y no nos respeta no nos quiere de verdad, pero: Cómo llegar a admitirlo?  Cómo reaccionar?
Las personas que hacen daño son personas que se priorizan a ellas mismas.
Cuando comentamos que hay personas que hacen daño, en lo primero que pensamos es en la violencia física.
Y, si bien es cierto que este hecho está ahí, existe y que es algo que desde todas las instituciones sociales hemos de combatir, también existe esa violencia implícita, indirecta y silenciosa igual de dañina.
Hay personas con escasa empatía y habilidades sociales, que son incapaces de establecer relaciones basadas en el respeto y la reciprocidad.
Las parejas que suelen anteponer sus intereses a las de su compañero son también muy destructivas.
El egoísmo, el no saber construir vínculos basados en la comprensión, en la confianza o en el respeto son, sin duda, aspectos que nos pueden hacer mucho daño en el día a día.
Se hace mucho daño con las palabras. En ocasiones, no es lo que nos dicen, es cómo nos lo dicen. El usar un tono despectivo, levantar la voz o hacer uso de la ironía son aspectos implícitos que acaban vulnerando mucho nuestra autoestima.
El recibir una educación basada en una comunicación deficitaria o autoritaria también hace daño y vulnera el auto concepto y la seguridad del niño.
A su vez, en nuestras relaciones de pareja, el tono de voz y la forma en que damos la información o establecemos un diálogo también dicen mucho de nosotros.
Defiéndete ante lo que te hace daño. El auténtico problema, tal y como te señalábamos al inicio, es que sabemos reaccionar ante un estímulo físico amenazante, pero no ante uno social que quiebra nuestra autoestima.
Uno de los focos que más daño suele provocar es el familiar, de nuestro círculo más cercano en nuestro día a día.

¿Qué debo hacer si mi madre, mi hermano o mi pareja no me respetan, o me hacen chantaje emocional?

Pon límites y atrévete a decir NO a lo que no te gusta, a lo que no deseas, a lo que te incomoda.
Decir NO, no es un acto egoísta ni amenazante. Es definir nuestra personalidad con respeto; es informar a quienes nos rodean de que merecemos consideración y que hay cosas que nos hacen daño.
Lo esencial es que, ante esa advertencia, la persona reaccione. Si percibes que las cosas no cambian y que siguen actuando de la misma manera, será el momento de tomar alguna decisión: quien te hace daño de forma voluntaria no te merece.
Entiende que no es posible complacer a todos, que intentar agradar a cada una de las personas que nos rodean es algo imposible y que además, nos puede traer la infelicidad.
En la vida se trata de saber establecer prioridades y la primera prioridad eres tú. Si te quieres y te respetas, no dejes que nadie te haga daño.
Es imprescindible establecer relaciones que nos permitan ser siempre nosotros mismos, que nos muestren respeto, cariño y comprensión.
Quien no te respete lo único que merece es tu distancia, esa que te permitirá tener mayor equilibrio y protección emocional. Aléjate o limita el contacto tanto como te sea posible, recordando que no eres mala persona por alejarte de quien te hace daño.
Eres responsable, valiente y alguien que, como cualquier otro, busca construir su propia felicidad. No pierdas más tiempo con aquello que te hace daño o con quien no respeta tus valores y tu integridad.


 Febrero 6 de 2016





febrero 03, 2016

Kintsugi: el arte de hacer bello y fuerte lo frágil

El mundo nos rompe a todos, y luego algunos se hacen más fuertes en las partes rotas.
Ernest Hemingway 




Cuando los japoneses reparan objetos rotos, enaltecen la zona dañada rellenando las grietas con oro. Creen que cuando algo ha sufrido un daño y tiene una historia, se vuelve más hermoso.

El arte tradicional japonés de la reparación de la cerámica rota con un adhesivo fuerte, rociado, luego, con polvo de oro, se llama Kintsugi. El resultado es que la cerámica no sólo queda reparada sino que es aún más fuerte que la original. En lugar de tratar de ocultar los defectos y grietas, estos se acentúan y celebran, ya que ahora se han convertido en la parte más fuerte de la pieza.

El kintsugi añade un nuevo nivel de complejidad estética a las piezas reparadas y hace que antiguas vasijas pegadas sean aún más valoradas que las que nunca se han roto. Kintsukuroi es el término japonés que designa al arte de reparar con laca de oro o plata, entendiendo que el objeto es más bello por haber estado roto. En lugar de considerarse que se pierde el valor, al reparar la cerámica se crea una sensación de una nueva vitalidad. Dicho de otra forma, el tazón se vuelve más bello después de haber sido roto y reparado. La prueba de la fragilidad de estos objetos y de su capacidad de recuperarse es lo que los hace bellos.

Llevemos esta imagen al terreno de lo humano, al mundo del contacto con los seres que amamos y que, a veces, lastimamos o nos lastiman. ¡Qué importante resulta el enmendar! Qué importante entender que los vínculos lastimados y el corazón maltrecho, pueden repararse con los hilos dorados del amor, y volverse más fuertes.

La idea es que cuando algo valioso se quiebra, una gran estrategia a seguir es no ocultar su fragilidad ni su imperfección, y repararlo con algo que haga las veces de oro: fortaleza, servicio, virtud…

La prueba de la imperfección y la fragilidad, pero también de la resiliencia, la capacidad de recuperarse, es digna de llevarse en alto.



Febrero 3 de 2016