Y al final uno siempre anda solo
buscando su isla y su memoria,
desnudo sobre las orillas del tiempo,
dispuesto a conquistar cada día
con una batalla incruenta y desordenada.
Al final se anda siempre solo,
lejos de la penuria y el dolor,
esquivo y taciturno,
esperanzado en el reencuentro
con quién siempre se amó,
a quién siempre estuvo buscándose
sin más razón que la ternura,
sin otro cometido que la espera.
buscando su isla y su memoria,
desnudo sobre las orillas del tiempo,
dispuesto a conquistar cada día
con una batalla incruenta y desordenada.
Al final se anda siempre solo,
lejos de la penuria y el dolor,
esquivo y taciturno,
esperanzado en el reencuentro
con quién siempre se amó,
a quién siempre estuvo buscándose
sin más razón que la ternura,
sin otro cometido que la espera.
© Yngrid