Los abrazos que nos piden, que nos asaltan y que nos envuelven tienen un gran poder curativo. Los seres humanos son criaturas sociales intoxicadas por las emociones y necesitan este contacto todos los días, para reafirmar sus relaciones y, al mismo tiempo, sentirse deseados, amados.
En nuestro espacio, a menudo hablamos acerca de la necesidad
de aprender a estar solo, para evitar estos asimientos poco saludables que a
veces nos hacen aferrarnos a cosas y personas que nos impiden crecer. Sin
embargo, todo tiene su equilibrio y su razón de ser.
Todos necesitamos unirnos a algo o alguien, incluso si a
veces nos resistimos. Todos tenemos alas para volar, pero también raíces para
aferrarnos al amor, para enriquecernos con esas relaciones que nos dan forma:
amigos, familia , pareja, hijos.
Los abrazos cuidan el alma y definen nuestras emociones. Son
momentos de silencio en los que nos permitimos ser bombardeados conscientemente
con el corazón. Y allí, no hay miedos, ruidos, dudas.
Los abrazos, así como el contacto físico, son parte de nuestro bienestar y desarrollo psicológicos. Aunque la mayoría de los seres vivos necesitan estos contactos para relacionarse con sus semejantes, en el caso de los seres humanos, la necesidad de acariciar, abrazar y sentir la piel contra la piel tiene que ver con otras dimensiones, que vale la pena conocer.
Cuando llegamos al mundo, nuestro cerebro, lejos de ser
maduro, no se ha desarrollado más del 25%. El resto de las estructuras y las
uniones neuronales se forman principalmente durante los primeros 5 años de vida,
por lo que la forma en que creces es crucial.
Debemos pensar que durante los primeros meses de vida no hay
lenguaje y la comunicación se establece a través de emociones, caricias, besos,
abrazos y esa dulce voz que ofrece seguridad.
Si a un niño no se le da importancia cuando llora, si no se
calma, si no se lo cuida y se lo cría con amor sincero, todo esto genera
estrés. Un cerebro acostumbrado a secretar cortisol es un cerebro que no se
desarrollará de manera óptima.
El aislamiento social o la privación de caricias durante los
primeros años de vida de un niño no permite que las células cerebrales maduren de manera óptima para formar materia
gris . A su vez, se produce menos melanina, que es esencial para que las
neuronas se comuniquen entre sí.
Todo esto conduce a ciertos retrasos cognitivos, así como a déficit sociales y emocionales.
El poder de un abrazo es a veces más importante que las
palabras. El lenguaje no verbal afecta directamente a nuestro mundo emocional,
y en nuestras relaciones como pareja tiene un significado aún más especial,
especialmente si va acompañado de contacto físico.
Algo tan simple y elemental como un abrazo trae una inmensa
sensación de plenitud a quienes lo dan y a quienes lo reciben. Ambos ganan y
este gesto se considera a su vez capaz de nutrir el cerebro, de darnos, en
ciertos momentos, más beneficios que un alimento.
Los abrazos no piden nada, no necesitan nada a cambio y no
exigen. Vale la pena tener en cuenta que no todos los abrazos son iguales, si
provienen de la persona que amamos y que ocupa nuestro corazón, entonces
nuestro cerebro libera oxitocina, la hormona relacionada con el bienestar y el
placer.
Nada adquiere tanto significado como un abrazo en un momento
de incertidumbre o malestar emocional, cuando estamos llenos de miedos e
inseguridades.
Sentirse abrazado con fuerza, amor y sinceridad por esa
persona especial, casi instantáneamente calma el frío del alma, nos hace
comprender que todo estará bien. Que el mundo está bien.
Un abrazo alivia el estrés, reduce la ansiedad y promueve
nuestra salud física y emocional. Un abrazo nos une a la persona que amamos.
Como dijimos antes, es importante mantener siempre el amor
propio y evitar retenciones exageradas que no dan espacio para el crecimiento
personal, lo sabemos.
Sin embargo, a nivel de pareja, estos gestos son vitales
para fortalecer la relación, porque todos necesitamos sentirnos seguros y
recibir cierta protección.
Se trata de ser dos personas construyendo una unidad. No se
preocupe por los abrazos, no los deje para mañana ni permita que su pareja, padres, hijos, amigos los
pidan.
Da abrazos que quiten el aliento y al mismo tiempo
transmitan mensajes como “Te apoyo, comparto tu alegría y tristeza, te
amo”.
Y no olvides los abrazos que da el corazón, aquellos en los
que la ternura fluye directamente de este órgano y que proporcionan contacto
visual. Abrazos largos y sublimes, de amor puro e incondicional.
© Yngrid U.
Marzo 21, 2021