Estuve sola cuando no me respetaban, cuando me engañaban, cuando esperaba en vano una palabra de cariño, una atención sincera, o simplemente que alguien tuviera ganas de celebrar algo conmigo. Estuve sola cuando, aun teniendo compañía, esa compañía me hacía sentir invisible e infeliz.
Ya no estoy sola, porque aprendí que la verdadera soledad es estar acompañada por quien no suma, no valora, no ama.
Cenar sola no es soledad. Es libertad, es amor propio, es una elección consciente de estar bien conmigo misma.
Así que no me digan "qué pena". Esta Nochebuena estuve conmigo, y créanme: nunca he estado mejor acompañada.
Caracas, Enero 3 de 2025
No hay comentarios:
Publicar un comentario